Dibujemos un Doujin
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Señor Cthulhu
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Dibujemos un Doujin
Tengo una historia que contar, si alguien quisiera escucharla y ayudarme a dibujarla....
Señor Cthulhu- Sake Fan
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Re: Dibujemos un Doujin
Soy todo oidos y pura visión! Cuándo empezamos? eso sí, no soy así como que digamos qué bruto cómo sabe dibujar...
ROCK79- Sake Fan
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Re: Dibujemos un Doujin
Por dios depende del anime que quieran hacer les quedaria pro!!!
"Haga uno de Shakugan no Shana para ver algo..."
P.D: Si Ranzerot ve esto Chrno666 probablemente muera.
"Haga uno de Shakugan no Shana para ver algo..."
P.D: Si Ranzerot ve esto Chrno666 probablemente muera.
Chrno- Sake Fan
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Re: Dibujemos un Doujin
Un Doujin es todo manga original hecho por aficionados cuando no se cuenta con el apoyo de una editorial. A veces se logran publicar en un fancine o por cuenta propia. Los doujin echhi son los mas conocidos pero un doujin puede ser de cualquier tipo, un subtipo son los fanfic, que son versiones de capitulos de anime o manga ya publicados.
Yo me propongo a hacer algo nuevo.
Yo me propongo a hacer algo nuevo.
Señor Cthulhu- Sake Fan
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Fecha de inscripción : 16/12/2008
Re: Dibujemos un Doujin
Aquí va la introduccion a mi historia:
Antes de La Luz
Capitulo I: Al–Azif, el murmullo de los demonios.“Los antiguos eran,
Los antiguos son,
Los antiguos serán...”
“...porque no todo lo que esta muerto permanece dormido...”Fragmentos del Necronomicon.
“Era la época de los Reyes y caballeros.
El poder de los Reyes creció y comenzaron sangrientas batallas, producto de la ambición, el orgullo y la vanidad. Pueblos enteros desaparecieron bajo el filo de la espada. El fantasma de la esclavitud tendía su sombra sobre el pueblo. El hambre, la miseria y la enfermedad se volvieron pan de cada día. Pronto solo hubo señores y siervos. Muchos se entrenaban como caballeros o mercenarios para huir del hambre y la muerte, mientras otros se unían a la elite de los magos o se consagraban al servicio de los dioses, entre ellos la bella Diosa Ishtar . Pero eran pocos.
Se avecinaba una nueva guerra. Un joven estudioso de nombre Asclepios dio por casualidad con los fragmentos de un manuscrito antiguo. Decía sobre como vencer hordas de demonios hechiceros. Investigo sin descanso hasta que logro completar el texto de Urilia (De Vermis Misteries).
Supo entonces que provenía de un poderoso grimorium llamado Al–azif o El murmullo de los demonios.
Muchos sabios le persuadieron de su empeño, alegando que solo eran supersticiones unos, o que era demasiado peligroso otros.
Más Asclepios no se rindió. Él creyó que con ayuda de los dioses Primigenios y los Primordiales, el y el pueblo vencerían a los Reyes déspotas. Consiguió que adeptos y sabios se le unieran. Logro el apoyo de los miserables, los desprotegidos. Enseño esperanza.
Al poco tiempo eran fuertes y se preparaban para la primera batalla. Entonces fueron atacados.
Meses antes, los espías de los Reyes llevaron noticias de un grupo de soñadores insurrectos, quienes pretendían que unos espíritus malignos los ayudaran a vencer el sagrado poder de los Reyes, conferido por la divina Ishtar. El Rey del oeste rió con la noticia. Cuando terminaron sus carcajadas, envió a que buscaran a un pequeño grupo de caballeros, de los más sanguinarios. Dos días después estaban reunidos.
– Bienvenidos, mis soldados. He recibido noticias de una insurrección. Por el bien de la paz debemos detenerla. No tengan piedad. Debemos dar un ejemplo duradero en pos de la paz y la justicia. Salgan inmediatamente – dijo el Rey.
Después de varios días llegaron. Tras enviar espías averiguaron sus costumbres y decidieron atacar de noche, cuando eran vulnerables. Sin piedad había dicho el Rey.
Cerca de la media noche inició el ataque. Fue brutal. Soldados armados atacaron a campesinos hambrientos. Comenzó una espantosa masacre. Todo parecía perdido.
Entonces llegó Asclepios, y con la cimitarra de Barzai, dijo:
ISA YA! ISA YA! RI EGA! RI EGA!
BI ESHA BI ESHA! XIYILQA! XIYILQA!
DUPPIRA ATLAKA ISA YA U RI EGA
LIMUTTIKUNU KIMA QUTRI LITILLI SHAMI YE
INA ZUMRI YA ISA YA
INA ZUMRI YA RI EGA
INA ZUMRI YA BI ESHA
INA ZUMRI YA XIYILQA
INA ZUMRI YA DUPPIRA
INA ZUMRI YA ATLAKA
INA ZUMRI YA LA TATARA
INA ZUMRI YA LA TETIXXI YE
INA ZUMRI YA LA TAQARRUBA
INA ZUMRI YA LA TASANIQA
NI YISH SHAMMASH KABTU LU TAMATUNU
NI YISH ENKI BEL GIMRI LU TAMATUNU
NI YISH MARDUK MASHMASH ILANI LU TAMATUNU
NI YISH GISHBAR QAMIKUNU LU TAMATUNU
INA ZUMRI YA LU YU TAPPARRASAMA!
Los campesinos muertos se levantaron del suelo, se desencajaron las flechas, quebraron las espadas. Los soldados retrocedieron con temor. Pero tenían más miedo a la cólera del Rey que a la muerte, y atacaron de nuevo, destruyendo a los zombis. Entonces seres invisibles comenzaron a despedazarlos y a comer sus corazones. Ahora si corrían aterrorizados por miedo a perder sus vidas y sus almas. Observaron como sus compañeros perdían los miembros en la carrera, arrancados sin piedad por los seres invisibles, mientras sus espadas ardían y las flechas se desmoronaban. Tan solo un joven escudero sobrevivió.
– Masacraste a gente inocente, hambrienta y débil, todo por servir a un déspota sanguinario– dijo Asclepios.
– Solo seguíamos órdenes, eran ellos o nosotros– respondió el escudero.
– Entonces que mueran los débiles, ¿no es así? – replico Asclepios con amargura.
– Lo siento, no quiero morir–
– No morirás. Alguien debe decirle a los soberanos que su reino de terror acabó a partir de hoy –
– Pero me matarán, creerán que he huido –
– Te daremos protección, enviare a mi observador contigo.–
– ¿y donde está ese observador? –
– Junto a ti –
– Pero aquí no hay nadie, no puedo verlo –
– ¿Viste acaso quien despedazo a tu capitán?. No, no estas en posición de dudar, pero si lo prefieres te enviare como escolta a tus propios compañeros...–
– ¡No, por piedad!, ¡Jamás podría soportarlo, enloquecería!–
– Entonces no dudes más y vete – finalizó Asclepios dando media vuelta y perdiéndose en la oscuridad.
Su nombre era Angús, Angús Erick.
Al día siguiente inició su marcha, camino al palacio real. Se sentía terriblemente solo, pero a la vez se sentía observado, más que eso, estaba seguro que era observado en todo instante por un ser cuya monstruosidad debía ser tal que evitaba mostrarse visible. Sentía miedo. ¿Cómo decirle al Rey lo que había pasado?
* * *
Ya eran tres muertos. Y no era que la muerte fuera rara en el reino, mucho menos en esta época, pero si lo era la muerte de los tres verdugos, los cuales habían intentado torturar al escudero loco. Era un tipo extraño que llego diciendo las más disparatadas historias sobre demonios y muertos vivientes. Además nunca dormía. Y debía estar loco, pues a pesar del encierro y las amenazas, no cambiaba su historia. Era imposible que creyera que alguien en su sano juicio creyese esa historia de una batalla sangrienta, en la cual los vencidos masacraron a sus vencedores, donde seres infernales despedazaban a valerosos caballeros. Inconcebible.
Sin embargo, algo raro pasaba. Cada uno de los que intentaron dañarle estaba muerto. Alguien dijo que el mismo era el responsable de las muertes, pero todas parecían producto de accidentes comunes. Demasiadas coincidencias. Alguien decidió acusarlo de falsario y de prácticas nigrománticas, pero cuando iba a redactar su denuncia en la casa de justicia, tropezó y se rompió el cuello. Demasiadas coincidencias.
Después de deliberar toda la noche, el Consejo de Sabios decidió entregarle al Rey una única conclusión: que el escudero loco decía la verdad.
Esta vez el Rey no sonrió y mucho menos pudo almorzar. Le era difícil creer tal disparate, pero la confirmación de una protección sobrenatural sobre el testigo parecía verídica.
Y nadie osaba intentar dañarlo por miedo a morir.
Solo entonces el Rey lo mando a llamar y pidió detalles de la situación.
El prisionero se acerco a pasos cortos, con temor. Sabía de su protección, pero también sabía que quien se la había puesto, podría matarlo en cualquier momento.
Pero hablo. Contó al Rey y a la corte su travesía. Los preparativos de la batalla, la lucha, el terror. Contó además como y por qué le permitieron vivir. Transmitió el mensaje.
El Rey monto en cólera. Era ridículo que un estudioso y unos campesinos muertos de hambre amenazaran su reino. Pero decidió no correr riesgos. Emitió un edicto donde todo aquel que practicara la nueva magia fuera aniquilado. Además convoco al Consejo de Hechiceros, al Oráculo de Atrianad y a la Suprema Sacerdotisa de Ishtar. También convoco al círculo de los Caballeros Negros y a los esclavos elfos para que forjaran las más poderosas armas jamás vistas.
Envió mensajeros a los otros siete puntos cardinales, con la consigna de hacer alianzas con los otros reinos. Para probarles el peligro que se venia encima, los invito a enviar a uno de sus mejores asesinos, soldados o verdugos a intentar hacerle daño al testigo.
Los Reyes rieron. No solo enviaron a sus campeones, si no que también fueron a presenciar el espectáculo.
Mas el espectáculo fue muy distinto. Esta vez no fueron sutiles accidentes. Uno a uno fueron despedazados ante el horror de los Reyes y el éxtasis macabro del público. Ninguno quedó vivo.
No se necesitó más. Todos los Reyes firmaron una alianza temporal con un único objetivo: detener a los invocadores, como se les siguió llamando desde ese momento.
El escudero fue nombrado mensajero entre ambos mandos. No fallaría.
Comenzaron las medidas para detener los invocadores. Cientos de eruditos fueron pasados por la espada. Miles de libros fueron quemados, solo unos cuantos sobrevivieron por intermedio de algunos consejeros y de algunos bibliotecarios que eran fieles al grupo de los invocadores.
La respuesta de los invocadores no se hizo esperar.
El poderoso Bahamut fue invocado y destruyó tres de los ocho reinos. El Rey y sus hijos solo fueron salvados por los caballeros Draconis, que hacía mucho tiempo habían hecho un pacto de no violencia con los dragones. Todos estos caballeros estaban marcados por el sello de los antiguos, el sello de
Y así siguió la guerra por muchos años.
Al final, cansados de pelear, los Reyes ofrecieron la única salida posible, al menos para ellos.
Enviaron al emisario, anunciando que en el centro de la tierra tendría lugar la batalla final. El ganador decidiría el destino de ahí en adelante.
La respuesta de los invocadores fue la esperada. Se sentían seguros y deseosos de terminar de una vez por todas.
Pero los Reyes tenían un plan. Ya no más batallones de guerreros o de hechiceros. Formaron una barrera de Paladines armados con armaduras y espadas mágicas. En la retaguardia un grupo de hechiceros negros cargando magias en los escudos y espadas, apoyados por sacerdotisas Elite de Ishtar, protegiéndolos con escudos y curando sus heridas. Los caballeros Draconis y los caballeros negros atacarían por los lados, previniendo así el ataque de los dragones.
Por su parte los invocadores al llegar al sitio de la batalla, trazaron círculos protectores y prepararon los inciensos, mientras que el pueblo los apoyaba en la retaguardia con picas, hoces, cuchillos, hachas de leñador y martillos de batalla, algunos usaban solo palos y piedras, pero todos estaban motivados por el deseo de libertad.
Sin embargo los invocadores prepararon una estrategia en caso de que todo estuviera perdido. Invocar a los profundos, los hongos de Yog – Sototh, para utilizar sus armas de hielo y fuego. Y si todo fuera inútil, se prepararon para despertar a los Antiguos. Libertad o el fin de la existencia.
Inició la batalla. Hordas de seres infernales pelearon contra caballeros que usaban armaduras indestructibles y espadas con el poder de los elementos. Los demonios eran partidos en dos, pero otros los sustituían. Los escudos de hielo detuvieron los rayos frió de los Hongos los de Coral los de trueno, espadas de agua destruían los Golem, espadas sagradas desintegraban a los Zombis. En un momento de desesperación campesinos se lanzaron al ataque e instantáneamente los caballeros negros atacaron a los invocadores. Ahora tenían que luchar y defenderse al mismo tiempo. Las espadas malditas no se detenían ante los demonios, más bien las fortalecían. El canto de las sacerdotisas de Ishtar aliviaba a los caballeros heridos. La batalla estaba casi perdida para los invocadores. Los profundos comenzaron el ataque y destrozaron a los caballeros Draconis y a muchos magos. Pero las espadas de trueno los detuvieron. Solo quedaba el despertar de Chtulhu.
Se reunió en medio de la batalla el círculo de los invocadores más poderosos e invocaron a la mismísima diosa Ishtar, rogándole curar a los heridos, al pueblo. En medio de la batalla, la más hermosa de las diosas apareció y su luz curo a todos los hijos del pueblo.
Cuando la esperanza comenzaba a aflorar, un olor pestilente y el frió aumento hasta calar los huesos. Un circulo de hechiceros de la casta de los necromantes, utilizando una copia del Al–azif, convocaron y liberaron al terrible señor Igigi, Señor de la muerte y de las alturas. Inicio entonces la batalla más feroz, la batalla entre Primigenios representados por Ishtar y Primordiales representados por Igigi el oscuro. Al encontrarse con Igigi, Ishtar perdió su hermosa forma de diosa de luz y adopto su forma de Diosa de la guerra. Aún no perdonaba a Igigi por haberla matado. La batalla cambio de una manera total. Ya no eran invocadores contra Reyes. Era la continuación de una guerra que llevaba eones. Así. Las sacerdotisas de Ishtar se unieron a su diosa y les fue otorgada la magia sagrada Última, del lado de Igigi se unieron los invocadores negros, los profundos, los hechiceros y los caballeros negros. Los restantes invocadores se unieron a Ishtar e invocaron a Marduk, en la personalidad de Marduk Kurios, con lo cual se les unieron los paladines que quedaban. Los necromantes invocaron entonces al señor Azag–thoth y a la serpiente antigua, Tiamat. Bahamut apareció entre llamas y el infierno se instalo en el campo de batalla. Hordas de seres de la oscuridad se despedazaban entre sí. Caballeros negros contra Paladines. Hechiceros necromantes contra sacerdotisas de Ishtar. Truenos, hielo, terremotos, furia. En las profundidades el que esta muerto soñaba. Miles de muertos en ambos bandos, todas piezas del macabro ajedrez de los antiguos. Era el fin.
Cuando se acercaba el final, una luz ilumino la oscuridad de la noche. Una sensación de paz inundo los corazones y los antiguos, sintiéndose desnudos, bajaron la cabeza ante el divino, él sin tiempo, el creador de los dioses. Se escucho un trueno y uno a uno fueron encerrados los dioses y nuevas paginas se añadieron al oscuro Al–Azif.
En el campo de batalla solo quedaba silencio. Miles de muertos. Reyes y siervos, caballeros y hechiceros, todos iguales en la muerte. No se veían invocadores vivos.
Los Reyes al fin comprendieron lo cerca que estuvo el fin. Los caballeros que quedaron vivos hicieron un pacto de nunca más aceptar ordenes de déspotas. Las sacerdotisas se retiraron a su isla, al igual que los caballeros negros, los cuales se retiraron a meditar.
Los Reyes decidieron reinar con justicia. Detuvieron el hambre, abolieron la esclavitud en humanos, dieron fin a las guerras. Además, solo quedaban cuatro reinos, los demás habían desaparecido para siempre.
No obstante prohibieron de manera definitiva la invocación, no querían otra guerra.
Con los restos de la batalla se forjaron armas sagradas para recordar ese día y fueron repartidas para evitar que alguien tuviera acceso a todas ellas e intentara dominar la tierra.
Sin embargo, años después, cuando la paz había alcanzado a la tierra, se formularon profecías del despertar de los antiguos y de cómo evitarlo. Hablaban de la venida de la oscuridad y el miedo. Antes de la luz, vendrían las tinieblas pero se prometió que al fin brillaría la luz.”
– Y así termina la historia – dijo el anciano.
–¡Pero no puede terminar así abuelo! – Reclamó el pequeño – ¿qué pasó con los invocadores y los dragones y...? – dijo cabeceando.
– Ya te dije que era el final, además es hora de dormir – refunfuño el anciano.
– Pero abuelo... – dijo con su carita triste.
– No Erick, esas cosas son demasiado grandes para nosotras– dijo el anciano en tono amable – sin embargo, talvez tu puedas contármelo cuando seas un caballero. Ahora duerme – finalizo el anciano.
Erick sabia que era el fin de la conversación y no insistió. Además el abuelo tenia razón, a partir de mañana comenzaban sus estudios y talvez algún día el viajaría y respondería a todo eso por si mismo. Además, seria el caballero más famoso de la historia, o al menos lo intentaría.
Han pasado cinco años y el abuelo murió. Y un joven caballero llamado Erick olvido las historias de su niñez.
Antes de La Luz
Capitulo I: Al–Azif, el murmullo de los demonios.“Los antiguos eran,
Los antiguos son,
Los antiguos serán...”
“...porque no todo lo que esta muerto permanece dormido...”Fragmentos del Necronomicon.
“Era la época de los Reyes y caballeros.
El poder de los Reyes creció y comenzaron sangrientas batallas, producto de la ambición, el orgullo y la vanidad. Pueblos enteros desaparecieron bajo el filo de la espada. El fantasma de la esclavitud tendía su sombra sobre el pueblo. El hambre, la miseria y la enfermedad se volvieron pan de cada día. Pronto solo hubo señores y siervos. Muchos se entrenaban como caballeros o mercenarios para huir del hambre y la muerte, mientras otros se unían a la elite de los magos o se consagraban al servicio de los dioses, entre ellos la bella Diosa Ishtar . Pero eran pocos.
Se avecinaba una nueva guerra. Un joven estudioso de nombre Asclepios dio por casualidad con los fragmentos de un manuscrito antiguo. Decía sobre como vencer hordas de demonios hechiceros. Investigo sin descanso hasta que logro completar el texto de Urilia (De Vermis Misteries).
Supo entonces que provenía de un poderoso grimorium llamado Al–azif o El murmullo de los demonios.
Muchos sabios le persuadieron de su empeño, alegando que solo eran supersticiones unos, o que era demasiado peligroso otros.
Más Asclepios no se rindió. Él creyó que con ayuda de los dioses Primigenios y los Primordiales, el y el pueblo vencerían a los Reyes déspotas. Consiguió que adeptos y sabios se le unieran. Logro el apoyo de los miserables, los desprotegidos. Enseño esperanza.
Al poco tiempo eran fuertes y se preparaban para la primera batalla. Entonces fueron atacados.
Meses antes, los espías de los Reyes llevaron noticias de un grupo de soñadores insurrectos, quienes pretendían que unos espíritus malignos los ayudaran a vencer el sagrado poder de los Reyes, conferido por la divina Ishtar. El Rey del oeste rió con la noticia. Cuando terminaron sus carcajadas, envió a que buscaran a un pequeño grupo de caballeros, de los más sanguinarios. Dos días después estaban reunidos.
– Bienvenidos, mis soldados. He recibido noticias de una insurrección. Por el bien de la paz debemos detenerla. No tengan piedad. Debemos dar un ejemplo duradero en pos de la paz y la justicia. Salgan inmediatamente – dijo el Rey.
Después de varios días llegaron. Tras enviar espías averiguaron sus costumbres y decidieron atacar de noche, cuando eran vulnerables. Sin piedad había dicho el Rey.
Cerca de la media noche inició el ataque. Fue brutal. Soldados armados atacaron a campesinos hambrientos. Comenzó una espantosa masacre. Todo parecía perdido.
Entonces llegó Asclepios, y con la cimitarra de Barzai, dijo:
ISA YA! ISA YA! RI EGA! RI EGA!
BI ESHA BI ESHA! XIYILQA! XIYILQA!
DUPPIRA ATLAKA ISA YA U RI EGA
LIMUTTIKUNU KIMA QUTRI LITILLI SHAMI YE
INA ZUMRI YA ISA YA
INA ZUMRI YA RI EGA
INA ZUMRI YA BI ESHA
INA ZUMRI YA XIYILQA
INA ZUMRI YA DUPPIRA
INA ZUMRI YA ATLAKA
INA ZUMRI YA LA TATARA
INA ZUMRI YA LA TETIXXI YE
INA ZUMRI YA LA TAQARRUBA
INA ZUMRI YA LA TASANIQA
NI YISH SHAMMASH KABTU LU TAMATUNU
NI YISH ENKI BEL GIMRI LU TAMATUNU
NI YISH MARDUK MASHMASH ILANI LU TAMATUNU
NI YISH GISHBAR QAMIKUNU LU TAMATUNU
INA ZUMRI YA LU YU TAPPARRASAMA!
Los campesinos muertos se levantaron del suelo, se desencajaron las flechas, quebraron las espadas. Los soldados retrocedieron con temor. Pero tenían más miedo a la cólera del Rey que a la muerte, y atacaron de nuevo, destruyendo a los zombis. Entonces seres invisibles comenzaron a despedazarlos y a comer sus corazones. Ahora si corrían aterrorizados por miedo a perder sus vidas y sus almas. Observaron como sus compañeros perdían los miembros en la carrera, arrancados sin piedad por los seres invisibles, mientras sus espadas ardían y las flechas se desmoronaban. Tan solo un joven escudero sobrevivió.
– Masacraste a gente inocente, hambrienta y débil, todo por servir a un déspota sanguinario– dijo Asclepios.
– Solo seguíamos órdenes, eran ellos o nosotros– respondió el escudero.
– Entonces que mueran los débiles, ¿no es así? – replico Asclepios con amargura.
– Lo siento, no quiero morir–
– No morirás. Alguien debe decirle a los soberanos que su reino de terror acabó a partir de hoy –
– Pero me matarán, creerán que he huido –
– Te daremos protección, enviare a mi observador contigo.–
– ¿y donde está ese observador? –
– Junto a ti –
– Pero aquí no hay nadie, no puedo verlo –
– ¿Viste acaso quien despedazo a tu capitán?. No, no estas en posición de dudar, pero si lo prefieres te enviare como escolta a tus propios compañeros...–
– ¡No, por piedad!, ¡Jamás podría soportarlo, enloquecería!–
– Entonces no dudes más y vete – finalizó Asclepios dando media vuelta y perdiéndose en la oscuridad.
Su nombre era Angús, Angús Erick.
Al día siguiente inició su marcha, camino al palacio real. Se sentía terriblemente solo, pero a la vez se sentía observado, más que eso, estaba seguro que era observado en todo instante por un ser cuya monstruosidad debía ser tal que evitaba mostrarse visible. Sentía miedo. ¿Cómo decirle al Rey lo que había pasado?
* * *
Ya eran tres muertos. Y no era que la muerte fuera rara en el reino, mucho menos en esta época, pero si lo era la muerte de los tres verdugos, los cuales habían intentado torturar al escudero loco. Era un tipo extraño que llego diciendo las más disparatadas historias sobre demonios y muertos vivientes. Además nunca dormía. Y debía estar loco, pues a pesar del encierro y las amenazas, no cambiaba su historia. Era imposible que creyera que alguien en su sano juicio creyese esa historia de una batalla sangrienta, en la cual los vencidos masacraron a sus vencedores, donde seres infernales despedazaban a valerosos caballeros. Inconcebible.
Sin embargo, algo raro pasaba. Cada uno de los que intentaron dañarle estaba muerto. Alguien dijo que el mismo era el responsable de las muertes, pero todas parecían producto de accidentes comunes. Demasiadas coincidencias. Alguien decidió acusarlo de falsario y de prácticas nigrománticas, pero cuando iba a redactar su denuncia en la casa de justicia, tropezó y se rompió el cuello. Demasiadas coincidencias.
Después de deliberar toda la noche, el Consejo de Sabios decidió entregarle al Rey una única conclusión: que el escudero loco decía la verdad.
Esta vez el Rey no sonrió y mucho menos pudo almorzar. Le era difícil creer tal disparate, pero la confirmación de una protección sobrenatural sobre el testigo parecía verídica.
Y nadie osaba intentar dañarlo por miedo a morir.
Solo entonces el Rey lo mando a llamar y pidió detalles de la situación.
El prisionero se acerco a pasos cortos, con temor. Sabía de su protección, pero también sabía que quien se la había puesto, podría matarlo en cualquier momento.
Pero hablo. Contó al Rey y a la corte su travesía. Los preparativos de la batalla, la lucha, el terror. Contó además como y por qué le permitieron vivir. Transmitió el mensaje.
El Rey monto en cólera. Era ridículo que un estudioso y unos campesinos muertos de hambre amenazaran su reino. Pero decidió no correr riesgos. Emitió un edicto donde todo aquel que practicara la nueva magia fuera aniquilado. Además convoco al Consejo de Hechiceros, al Oráculo de Atrianad y a la Suprema Sacerdotisa de Ishtar. También convoco al círculo de los Caballeros Negros y a los esclavos elfos para que forjaran las más poderosas armas jamás vistas.
Envió mensajeros a los otros siete puntos cardinales, con la consigna de hacer alianzas con los otros reinos. Para probarles el peligro que se venia encima, los invito a enviar a uno de sus mejores asesinos, soldados o verdugos a intentar hacerle daño al testigo.
Los Reyes rieron. No solo enviaron a sus campeones, si no que también fueron a presenciar el espectáculo.
Mas el espectáculo fue muy distinto. Esta vez no fueron sutiles accidentes. Uno a uno fueron despedazados ante el horror de los Reyes y el éxtasis macabro del público. Ninguno quedó vivo.
No se necesitó más. Todos los Reyes firmaron una alianza temporal con un único objetivo: detener a los invocadores, como se les siguió llamando desde ese momento.
El escudero fue nombrado mensajero entre ambos mandos. No fallaría.
Comenzaron las medidas para detener los invocadores. Cientos de eruditos fueron pasados por la espada. Miles de libros fueron quemados, solo unos cuantos sobrevivieron por intermedio de algunos consejeros y de algunos bibliotecarios que eran fieles al grupo de los invocadores.
La respuesta de los invocadores no se hizo esperar.
El poderoso Bahamut fue invocado y destruyó tres de los ocho reinos. El Rey y sus hijos solo fueron salvados por los caballeros Draconis, que hacía mucho tiempo habían hecho un pacto de no violencia con los dragones. Todos estos caballeros estaban marcados por el sello de los antiguos, el sello de
Y así siguió la guerra por muchos años.
Al final, cansados de pelear, los Reyes ofrecieron la única salida posible, al menos para ellos.
Enviaron al emisario, anunciando que en el centro de la tierra tendría lugar la batalla final. El ganador decidiría el destino de ahí en adelante.
La respuesta de los invocadores fue la esperada. Se sentían seguros y deseosos de terminar de una vez por todas.
Pero los Reyes tenían un plan. Ya no más batallones de guerreros o de hechiceros. Formaron una barrera de Paladines armados con armaduras y espadas mágicas. En la retaguardia un grupo de hechiceros negros cargando magias en los escudos y espadas, apoyados por sacerdotisas Elite de Ishtar, protegiéndolos con escudos y curando sus heridas. Los caballeros Draconis y los caballeros negros atacarían por los lados, previniendo así el ataque de los dragones.
Por su parte los invocadores al llegar al sitio de la batalla, trazaron círculos protectores y prepararon los inciensos, mientras que el pueblo los apoyaba en la retaguardia con picas, hoces, cuchillos, hachas de leñador y martillos de batalla, algunos usaban solo palos y piedras, pero todos estaban motivados por el deseo de libertad.
Sin embargo los invocadores prepararon una estrategia en caso de que todo estuviera perdido. Invocar a los profundos, los hongos de Yog – Sototh, para utilizar sus armas de hielo y fuego. Y si todo fuera inútil, se prepararon para despertar a los Antiguos. Libertad o el fin de la existencia.
Inició la batalla. Hordas de seres infernales pelearon contra caballeros que usaban armaduras indestructibles y espadas con el poder de los elementos. Los demonios eran partidos en dos, pero otros los sustituían. Los escudos de hielo detuvieron los rayos frió de los Hongos los de Coral los de trueno, espadas de agua destruían los Golem, espadas sagradas desintegraban a los Zombis. En un momento de desesperación campesinos se lanzaron al ataque e instantáneamente los caballeros negros atacaron a los invocadores. Ahora tenían que luchar y defenderse al mismo tiempo. Las espadas malditas no se detenían ante los demonios, más bien las fortalecían. El canto de las sacerdotisas de Ishtar aliviaba a los caballeros heridos. La batalla estaba casi perdida para los invocadores. Los profundos comenzaron el ataque y destrozaron a los caballeros Draconis y a muchos magos. Pero las espadas de trueno los detuvieron. Solo quedaba el despertar de Chtulhu.
Se reunió en medio de la batalla el círculo de los invocadores más poderosos e invocaron a la mismísima diosa Ishtar, rogándole curar a los heridos, al pueblo. En medio de la batalla, la más hermosa de las diosas apareció y su luz curo a todos los hijos del pueblo.
Cuando la esperanza comenzaba a aflorar, un olor pestilente y el frió aumento hasta calar los huesos. Un circulo de hechiceros de la casta de los necromantes, utilizando una copia del Al–azif, convocaron y liberaron al terrible señor Igigi, Señor de la muerte y de las alturas. Inicio entonces la batalla más feroz, la batalla entre Primigenios representados por Ishtar y Primordiales representados por Igigi el oscuro. Al encontrarse con Igigi, Ishtar perdió su hermosa forma de diosa de luz y adopto su forma de Diosa de la guerra. Aún no perdonaba a Igigi por haberla matado. La batalla cambio de una manera total. Ya no eran invocadores contra Reyes. Era la continuación de una guerra que llevaba eones. Así. Las sacerdotisas de Ishtar se unieron a su diosa y les fue otorgada la magia sagrada Última, del lado de Igigi se unieron los invocadores negros, los profundos, los hechiceros y los caballeros negros. Los restantes invocadores se unieron a Ishtar e invocaron a Marduk, en la personalidad de Marduk Kurios, con lo cual se les unieron los paladines que quedaban. Los necromantes invocaron entonces al señor Azag–thoth y a la serpiente antigua, Tiamat. Bahamut apareció entre llamas y el infierno se instalo en el campo de batalla. Hordas de seres de la oscuridad se despedazaban entre sí. Caballeros negros contra Paladines. Hechiceros necromantes contra sacerdotisas de Ishtar. Truenos, hielo, terremotos, furia. En las profundidades el que esta muerto soñaba. Miles de muertos en ambos bandos, todas piezas del macabro ajedrez de los antiguos. Era el fin.
Cuando se acercaba el final, una luz ilumino la oscuridad de la noche. Una sensación de paz inundo los corazones y los antiguos, sintiéndose desnudos, bajaron la cabeza ante el divino, él sin tiempo, el creador de los dioses. Se escucho un trueno y uno a uno fueron encerrados los dioses y nuevas paginas se añadieron al oscuro Al–Azif.
En el campo de batalla solo quedaba silencio. Miles de muertos. Reyes y siervos, caballeros y hechiceros, todos iguales en la muerte. No se veían invocadores vivos.
Los Reyes al fin comprendieron lo cerca que estuvo el fin. Los caballeros que quedaron vivos hicieron un pacto de nunca más aceptar ordenes de déspotas. Las sacerdotisas se retiraron a su isla, al igual que los caballeros negros, los cuales se retiraron a meditar.
Los Reyes decidieron reinar con justicia. Detuvieron el hambre, abolieron la esclavitud en humanos, dieron fin a las guerras. Además, solo quedaban cuatro reinos, los demás habían desaparecido para siempre.
No obstante prohibieron de manera definitiva la invocación, no querían otra guerra.
Con los restos de la batalla se forjaron armas sagradas para recordar ese día y fueron repartidas para evitar que alguien tuviera acceso a todas ellas e intentara dominar la tierra.
Sin embargo, años después, cuando la paz había alcanzado a la tierra, se formularon profecías del despertar de los antiguos y de cómo evitarlo. Hablaban de la venida de la oscuridad y el miedo. Antes de la luz, vendrían las tinieblas pero se prometió que al fin brillaría la luz.”
– Y así termina la historia – dijo el anciano.
–¡Pero no puede terminar así abuelo! – Reclamó el pequeño – ¿qué pasó con los invocadores y los dragones y...? – dijo cabeceando.
– Ya te dije que era el final, además es hora de dormir – refunfuño el anciano.
– Pero abuelo... – dijo con su carita triste.
– No Erick, esas cosas son demasiado grandes para nosotras– dijo el anciano en tono amable – sin embargo, talvez tu puedas contármelo cuando seas un caballero. Ahora duerme – finalizo el anciano.
Erick sabia que era el fin de la conversación y no insistió. Además el abuelo tenia razón, a partir de mañana comenzaban sus estudios y talvez algún día el viajaría y respondería a todo eso por si mismo. Además, seria el caballero más famoso de la historia, o al menos lo intentaría.
Han pasado cinco años y el abuelo murió. Y un joven caballero llamado Erick olvido las historias de su niñez.
Señor Cthulhu- Sake Fan
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Re: Dibujemos un Doujin
Esta es otra historia en la que estoy trabajando. Cualquier parecido con Angel Santuary es coincidencia (comenze a escribir esta historia hace casi 10 años y Angen Santuary lo vi hace como 15 dias)
Ángel
Estoy muerto, de eso no hay duda. Deben recordar eso si quieren comprender lo que digo. No diré donde nací, pues ni yo mismo lo se. De nada serviría que les diera mi nombre. Seria en vano, no existo ya en los registros del hombre. O tal vez si, pero no con mi nombre. Muchos dicen conocerme, pero la verdad pocos me han visto. Algunos me culpan de sus vicios y sus crímenes. Es fácil culpar a quien no puede defenderse. Y yo no puedo.
Ya dije que no diré donde y cuando nací, pero se que nací alguna vez. Y tuve una niñez feliz, aunque muchos quieran culpar a su niñez de sus actos perversos. Yo no. Se que soy responsable de todo lo que hice en vida, si es que puedo llamarle de ese modo. No me arrepiento, solo los necios se arrepienten de seguir sus sueños, y eso fue lo que hice. Los seguí hasta morir.
Todo comenzó cuando le conocí. El era nuestro líder y amigo. Todos lo admirábamos. Creíamos que alcanzaría la cima del universo, talvez más. Su nombre era muy conocido. Ahora solo algunos ancianos, unos cuantos supersticiosos, muchos engreídos y no pocos locos lo recuerdan. Sus hechos fueron casi todos ignorados. Es natural. Cuando tus hechos cambian el destino de la humanidad lo más fácil es olvidarte. Siempre ha pasado. Siempre pasará. Nosotros le llamábamos Sam. Era su diminutivo. Luego, siempre que salíamos, usaba ese como su nombre real.
No se cuanto tiempo ha pasado desde eso. Talvez una eternidad. Talvez dos. El tiempo pasa distinto en nuestras almas. A veces no pasa del todo.
Nuestro trabajo era duro, sin embargo estábamos orgullosos de el. Nuestro Jefe era justo y amable y nuestra labor la más importante. A veces extraño el pasado. Sin embargo algo cambió. Un día el Jefe desarrollo algo completamente nuevo. Una nueva tecnología. Todos estábamos ansiosos. Corría el rumor de que todos gozaríamos de ella y nuestra vida sería mejor. Solo Sam callaba. Eso nos puso alerta. Sabíamos que era el hombre de confianza del Jefe y que también estaba en el Consejo Superior. Y eso no era poco.
Un día de tantos, veinte de nosotros fuimos citados en secreto a un lugar alejado. Cuando estuvimos reunidos, vimos a Sam en el puesto principal. Muchos se sorprendieron, pero yo lo esperaba. Y comenzó la reunión.
Fue corta, pues solo había un tema a tratar: la nueva tecnología. Entonces Sam nos contó lo que sabía.
El consejo había decidido que la tecnología era muy peligrosa para ser usada, pero el jefe tenía confianza en ella y decidió otorgarla a una tribu bárbara para que la usara. Sam alego que era inútil, pues ni en un millón de años la comprenderían bien, que era un desperdicio. Muchos le secundaron. Mas el Jefe dijo que tardarían no solo uno, si no seis millones de años en comprenderla, pero que el enviaría técnicos periódicamente a ayudarles. Nosotros alegamos que las religiones bárbaras ya habían causado problemas en los técnicos y ya antes los habían rechazado a muerte. Sin embargo, cuando llegó la votación nadie se atrevió a contradecir al jefe.
Quedamos atónitos. Todos respetábamos al señor, pero eso no parecía justo. Sam nos dijo entonces su plan. Consistía en que viajaríamos de incógnito y nos mezclaríamos en la tribu, para así ver si eran merecedores del don que se les daba. Pero nos advirtió que si éramos descubiertos, nuestro castigo seria terrible. No lo dudamos un instante. Por algo solo nos había reunido a Veinte. Todos éramos de un corazón similar y aceptamos sus condiciones. Hicimos un juramento de fidelidad y lealtad. Ese fue el principio del fin. Al lugar lo llamamos el monte del juramento, pues ahí juramos en contra de nuestro señor. E iniciamos nuestro viaje.
Al inicio fue duro. Para no despertar sospechas habíamos cambiado nuestras luminosas vestiduras por unas opacas y toscas de los nativos. Además no nos era permitido para nuestra misión el uso de nuestra tecnología, así que vivimos igual a esos seres primitivos. Fue muy incomodo. ¿Xenofobia?, no, solo dije que era incomodo. No les temíamos u odiábamos particularmente.
Al fin llegamos a una pequeña población. Y lo vimos de inmediato. Todos gozaban de la nueva tecnología, pero ninguno sabía apreciarla. Casi ninguno estaba conciente de poseerla. Sin embargo nos sorprendió ver que algunos hablaban de ello sin comprenderlo. Nos asustó. Si ahora algunos tenían una idea infinitesimal de lo que era, ¿que pasaría en un siglo? Sam nos tranquilizó y nos mostró más. Y vimos como muchos se mataban entre sí y como imperaba la ley del fuerte y el poderoso. Tenía razón. A ese paso no sobrevivirían cien años. Decidimos irnos al día siguiente.
Amaneció. Sentimos sed. Era extraño, nunca antes la habíamos sentido. Sam nos llevó a un lugar lleno de agua. Era un remanso de aguas calmas. Entonces las vimos. Parecían Ángeles, no, diosas de un universo más allá de la eternidad. El tiempo se detuvo para nosotros. Decidimos que era nuestro destino y nos quedamos. Lo dejamos todo y las hicimos nuestras mujeres. Mi esposa se llamaba Luz. Y era la luz de mi vida. A su lado fui feliz hasta el último día de su vida. Por su amor decidimos sacarlas de su miseria.
No teníamos nuestras tecnología pero si nuestro conocimiento. Y le enseñamos a su pueblo poco a poco. Primero a trabajar eficientemente la piedra y con el tiempo aprendieron y llegaron a encontrar metales blandos como cobre, estaño y plomo. Les enseñamos metalurgia y a los sacerdotes de su religión les dimos a guardar los diagramas de los biosistemas cuánticos, para que en un futuro pudieran utilizarlos al tener la tecnología adecuada. Les enseñamos las claves de entrada por medio de poemas crípticos. Su arte era lo único realmente notable así que lo aprovechamos para codificar en el los manuales de viaje dimensional. Si, es cierto, no comprendes de qué hablo. Tal vez hayas visto alguno de los diagramas y no lo hayas reconocido. La mayoría de los que dicen saber de ciencia ni siquiera los toman en cuenta. Es una lástima. Ellos los liberarían de la miseria en que viven. En fin, no es el punto. Dije que les enseñamos metalurgia. También les enseñamos óptica y como manipular los distintos cristales, pero ellos solo les vieron un uso ornamental. Y así nos dimos cuenta que nuestras mujeres sufrían una extraña fascinación por los cristales. Les hicimos collares, pulseras y, aunque nos parecían bárbaros, les hicimos pendientes.
Todo iba bien hasta que comenzaron las guerras. Las demás tribus sintieron envidia de la nuestra y nos atacaron. La esposa de Sam murió en un ataque. Entonces no tuvimos compasión. Usamos nuestro poder para reducir a las otras tribus a cenizas. Después de todo, solo eran salvajes.
Cuando tuvimos nuestros hijos nuestra felicidad aumento. Crecieron fuertes y sanos. Heredaron la belleza de sus madres y nuestra inteligencia. Fueron gigantes entre los hombres. Mi hijo le puse Sirio aunque mucho tiempo después tomo otro nombre, justo antes de morir en batalla, al igual que todos nuestros descendientes. Es triste que la semilla de tu sangre no sobreviva al tiempo.
Sin embargo el jefe no se quedó tranquilo. Y cuando calculó que era prudente envió a sus emisarios a traernos de vuelta. Nos negamos. Teníamos una nueva vida y no renunciaríamos fácilmente a ella.
Peleamos, pero nos vencieron rápido, no teníamos nuestra tecnología para defendernos.
Fuimos encadenados como criminales. Tal vez lo éramos. En el juicio se nos fue dada la opción de arrepentirnos, de olvidarlo todo. No aceptamos. No podíamos olvidar el pasado, lo amábamos.
Así fuimos expulsados de la presencia del señor. Salimos al mundo ya sin nuestro poder y vagamos hasta que el tiempo dejo de ser importante.
Muchos siglos después, uno a uno morimos. Muchos fuimos famosos, otros solo nos conformamos con ver morir a nuestros hijos en batalla. Ellos no podían vivir para siempre. Todos les temían. Talvez es mejor así. No se puede ser un gigante en una tierra de enanos.
Al separarnos me fui a oriente con mi hijo. Luego él busco fortuna como militar y un día su soberbia lo mato. Para ese entonces había cambiado su nombre. Se llamaba Goliat.
Así vagué por el tiempo. Intenté muchas veces cambiar los hechos. Asistí a muchas guerras y ayude a muchos tiranos. Todos se ahogaron en su propio poder. Yo les di la luz y ellos la desperdiciaron en poder y muerte. No es que esté decepcionado, tan solo pienso que pudo ser mejor, pero fin de cuentas solo eran humanos, triste raza.
¿Mi nombre? ¿Por que insistes tanto?, ya dije que me conoces. ¿El de Sam? Bueno, el aún vive. Ayuda a uno de los siete tiranos, o más bien, lo maneja a su antojo. Siempre fue su debilidad desde que fuimos expulsados. El hacer caer a los grandes dándoles mas poder del que pueden manejar. Funcionó con Constantino y con Adolfo. Funcionara con Bill, yo se lo que te digo, Samixas sabe como hacerlo.
¿Insistes aún que no sabes mi nombre? Bueno, te diré que soy la Luz del Mundo, soy el Portador de Luz, soy el Lucero que Cae al Alba. Me llamo Samael o Luzbel, el antiguo Ángel de la Luz, el Ángel de la oscuridad.
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Ángel
Estoy muerto, de eso no hay duda. Deben recordar eso si quieren comprender lo que digo. No diré donde nací, pues ni yo mismo lo se. De nada serviría que les diera mi nombre. Seria en vano, no existo ya en los registros del hombre. O tal vez si, pero no con mi nombre. Muchos dicen conocerme, pero la verdad pocos me han visto. Algunos me culpan de sus vicios y sus crímenes. Es fácil culpar a quien no puede defenderse. Y yo no puedo.
Ya dije que no diré donde y cuando nací, pero se que nací alguna vez. Y tuve una niñez feliz, aunque muchos quieran culpar a su niñez de sus actos perversos. Yo no. Se que soy responsable de todo lo que hice en vida, si es que puedo llamarle de ese modo. No me arrepiento, solo los necios se arrepienten de seguir sus sueños, y eso fue lo que hice. Los seguí hasta morir.
Todo comenzó cuando le conocí. El era nuestro líder y amigo. Todos lo admirábamos. Creíamos que alcanzaría la cima del universo, talvez más. Su nombre era muy conocido. Ahora solo algunos ancianos, unos cuantos supersticiosos, muchos engreídos y no pocos locos lo recuerdan. Sus hechos fueron casi todos ignorados. Es natural. Cuando tus hechos cambian el destino de la humanidad lo más fácil es olvidarte. Siempre ha pasado. Siempre pasará. Nosotros le llamábamos Sam. Era su diminutivo. Luego, siempre que salíamos, usaba ese como su nombre real.
No se cuanto tiempo ha pasado desde eso. Talvez una eternidad. Talvez dos. El tiempo pasa distinto en nuestras almas. A veces no pasa del todo.
Nuestro trabajo era duro, sin embargo estábamos orgullosos de el. Nuestro Jefe era justo y amable y nuestra labor la más importante. A veces extraño el pasado. Sin embargo algo cambió. Un día el Jefe desarrollo algo completamente nuevo. Una nueva tecnología. Todos estábamos ansiosos. Corría el rumor de que todos gozaríamos de ella y nuestra vida sería mejor. Solo Sam callaba. Eso nos puso alerta. Sabíamos que era el hombre de confianza del Jefe y que también estaba en el Consejo Superior. Y eso no era poco.
Un día de tantos, veinte de nosotros fuimos citados en secreto a un lugar alejado. Cuando estuvimos reunidos, vimos a Sam en el puesto principal. Muchos se sorprendieron, pero yo lo esperaba. Y comenzó la reunión.
Fue corta, pues solo había un tema a tratar: la nueva tecnología. Entonces Sam nos contó lo que sabía.
El consejo había decidido que la tecnología era muy peligrosa para ser usada, pero el jefe tenía confianza en ella y decidió otorgarla a una tribu bárbara para que la usara. Sam alego que era inútil, pues ni en un millón de años la comprenderían bien, que era un desperdicio. Muchos le secundaron. Mas el Jefe dijo que tardarían no solo uno, si no seis millones de años en comprenderla, pero que el enviaría técnicos periódicamente a ayudarles. Nosotros alegamos que las religiones bárbaras ya habían causado problemas en los técnicos y ya antes los habían rechazado a muerte. Sin embargo, cuando llegó la votación nadie se atrevió a contradecir al jefe.
Quedamos atónitos. Todos respetábamos al señor, pero eso no parecía justo. Sam nos dijo entonces su plan. Consistía en que viajaríamos de incógnito y nos mezclaríamos en la tribu, para así ver si eran merecedores del don que se les daba. Pero nos advirtió que si éramos descubiertos, nuestro castigo seria terrible. No lo dudamos un instante. Por algo solo nos había reunido a Veinte. Todos éramos de un corazón similar y aceptamos sus condiciones. Hicimos un juramento de fidelidad y lealtad. Ese fue el principio del fin. Al lugar lo llamamos el monte del juramento, pues ahí juramos en contra de nuestro señor. E iniciamos nuestro viaje.
Al inicio fue duro. Para no despertar sospechas habíamos cambiado nuestras luminosas vestiduras por unas opacas y toscas de los nativos. Además no nos era permitido para nuestra misión el uso de nuestra tecnología, así que vivimos igual a esos seres primitivos. Fue muy incomodo. ¿Xenofobia?, no, solo dije que era incomodo. No les temíamos u odiábamos particularmente.
Al fin llegamos a una pequeña población. Y lo vimos de inmediato. Todos gozaban de la nueva tecnología, pero ninguno sabía apreciarla. Casi ninguno estaba conciente de poseerla. Sin embargo nos sorprendió ver que algunos hablaban de ello sin comprenderlo. Nos asustó. Si ahora algunos tenían una idea infinitesimal de lo que era, ¿que pasaría en un siglo? Sam nos tranquilizó y nos mostró más. Y vimos como muchos se mataban entre sí y como imperaba la ley del fuerte y el poderoso. Tenía razón. A ese paso no sobrevivirían cien años. Decidimos irnos al día siguiente.
Amaneció. Sentimos sed. Era extraño, nunca antes la habíamos sentido. Sam nos llevó a un lugar lleno de agua. Era un remanso de aguas calmas. Entonces las vimos. Parecían Ángeles, no, diosas de un universo más allá de la eternidad. El tiempo se detuvo para nosotros. Decidimos que era nuestro destino y nos quedamos. Lo dejamos todo y las hicimos nuestras mujeres. Mi esposa se llamaba Luz. Y era la luz de mi vida. A su lado fui feliz hasta el último día de su vida. Por su amor decidimos sacarlas de su miseria.
No teníamos nuestras tecnología pero si nuestro conocimiento. Y le enseñamos a su pueblo poco a poco. Primero a trabajar eficientemente la piedra y con el tiempo aprendieron y llegaron a encontrar metales blandos como cobre, estaño y plomo. Les enseñamos metalurgia y a los sacerdotes de su religión les dimos a guardar los diagramas de los biosistemas cuánticos, para que en un futuro pudieran utilizarlos al tener la tecnología adecuada. Les enseñamos las claves de entrada por medio de poemas crípticos. Su arte era lo único realmente notable así que lo aprovechamos para codificar en el los manuales de viaje dimensional. Si, es cierto, no comprendes de qué hablo. Tal vez hayas visto alguno de los diagramas y no lo hayas reconocido. La mayoría de los que dicen saber de ciencia ni siquiera los toman en cuenta. Es una lástima. Ellos los liberarían de la miseria en que viven. En fin, no es el punto. Dije que les enseñamos metalurgia. También les enseñamos óptica y como manipular los distintos cristales, pero ellos solo les vieron un uso ornamental. Y así nos dimos cuenta que nuestras mujeres sufrían una extraña fascinación por los cristales. Les hicimos collares, pulseras y, aunque nos parecían bárbaros, les hicimos pendientes.
Todo iba bien hasta que comenzaron las guerras. Las demás tribus sintieron envidia de la nuestra y nos atacaron. La esposa de Sam murió en un ataque. Entonces no tuvimos compasión. Usamos nuestro poder para reducir a las otras tribus a cenizas. Después de todo, solo eran salvajes.
Cuando tuvimos nuestros hijos nuestra felicidad aumento. Crecieron fuertes y sanos. Heredaron la belleza de sus madres y nuestra inteligencia. Fueron gigantes entre los hombres. Mi hijo le puse Sirio aunque mucho tiempo después tomo otro nombre, justo antes de morir en batalla, al igual que todos nuestros descendientes. Es triste que la semilla de tu sangre no sobreviva al tiempo.
Sin embargo el jefe no se quedó tranquilo. Y cuando calculó que era prudente envió a sus emisarios a traernos de vuelta. Nos negamos. Teníamos una nueva vida y no renunciaríamos fácilmente a ella.
Peleamos, pero nos vencieron rápido, no teníamos nuestra tecnología para defendernos.
Fuimos encadenados como criminales. Tal vez lo éramos. En el juicio se nos fue dada la opción de arrepentirnos, de olvidarlo todo. No aceptamos. No podíamos olvidar el pasado, lo amábamos.
Así fuimos expulsados de la presencia del señor. Salimos al mundo ya sin nuestro poder y vagamos hasta que el tiempo dejo de ser importante.
Muchos siglos después, uno a uno morimos. Muchos fuimos famosos, otros solo nos conformamos con ver morir a nuestros hijos en batalla. Ellos no podían vivir para siempre. Todos les temían. Talvez es mejor así. No se puede ser un gigante en una tierra de enanos.
Al separarnos me fui a oriente con mi hijo. Luego él busco fortuna como militar y un día su soberbia lo mato. Para ese entonces había cambiado su nombre. Se llamaba Goliat.
Así vagué por el tiempo. Intenté muchas veces cambiar los hechos. Asistí a muchas guerras y ayude a muchos tiranos. Todos se ahogaron en su propio poder. Yo les di la luz y ellos la desperdiciaron en poder y muerte. No es que esté decepcionado, tan solo pienso que pudo ser mejor, pero fin de cuentas solo eran humanos, triste raza.
¿Mi nombre? ¿Por que insistes tanto?, ya dije que me conoces. ¿El de Sam? Bueno, el aún vive. Ayuda a uno de los siete tiranos, o más bien, lo maneja a su antojo. Siempre fue su debilidad desde que fuimos expulsados. El hacer caer a los grandes dándoles mas poder del que pueden manejar. Funcionó con Constantino y con Adolfo. Funcionara con Bill, yo se lo que te digo, Samixas sabe como hacerlo.
¿Insistes aún que no sabes mi nombre? Bueno, te diré que soy la Luz del Mundo, soy el Portador de Luz, soy el Lucero que Cae al Alba. Me llamo Samael o Luzbel, el antiguo Ángel de la Luz, el Ángel de la oscuridad.
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Señor Cthulhu- Sake Fan
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Re: Dibujemos un Doujin
Chrno666 escribió:Por dios depende del anime que quieran hacer les quedaria pro!!!
"Haga uno de Shakugan no Shana para ver algo..."
P.D: Si Ranzerot ve esto Chrno666 probablemente muera.
mae me voy a salir un toke del tema
asi va a kedar apenas lo vea
- Spoiler:
esta idea esta genial
Re: Dibujemos un Doujin
Mae creo que Felipe se había metido en una bronca en el primer foro por subir esa imagen... Mae debio a ver por lo menos dicho que era una imagen fuerte...
Darth Saúl- Sake Freak
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Re: Dibujemos un Doujin
Ranzerot escribió:Chrno666 escribió:Por dios depende del anime que quieran hacer les quedaria pro!!!
"Haga uno de Shakugan no Shana para ver algo..."
P.D: Si Ranzerot ve esto Chrno666 probablemente muera.
mae me voy a salir un toke del tema
asi va a kedar apenas lo vea
- Spoiler:
esta idea esta genial
Mae sorry pero le tuve que editar el post, mae recuerde que aquí también entran menores y esa imagen estaba muy fuerte. Mejor ponga otra imagen que represente su furia hacia Chrno666 de manera diferente
Saludos
-Lee-- Sake Fan
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Re: Dibujemos un Doujin
no se vale yo no la vi eso no es justo aunque sea mandemela por correo
Chrno- Sake Fan
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Re: Dibujemos un Doujin
Eso es Ser RESPONSABLE...... Inútiles PERVERTIDOS!!!
Gracias -Lee-
Nota: Es Broma no lo tomen a Pecho
Shair- Newbie
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Localización : Into The World Of The RO!!!!!
Fecha de inscripción : 22/01/2009
Re: Dibujemos un Doujin
Mae yo tmb queria verla... Estimado moderador, pa la proxima quite el spoiler pra saber q la quito de ahiChrno666 escribió:no se vale yo no la vi eso no es justo aunque sea mandemela por correo
kaguyamarco- Moderador
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Localización : Abordo de mi barco de ensueño viajando hasta los fines de este mar maldito
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Re: Dibujemos un Doujin
yo tampoco la vi :OMFG: :OMFG:
marito1333- Sake Lover
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Localización : moncho ^^
Fecha de inscripción : 22/01/2009
Re: Dibujemos un Doujin
ah ya... como lo que yo quiero hacer pero en moncho tiempo actual... :nosebleed:Señor Cthulhu escribió:Un Doujin es todo manga original hecho por aficionados cuando no se cuenta con el apoyo de una editorial. A veces se logran publicar en un fancine o por cuenta propia. Los doujin echhi son los mas conocidos pero un doujin puede ser de cualquier tipo, un subtipo son los fanfic, que son versiones de capitulos de anime o manga ya publicados.
Yo me propongo a hacer algo nuevo.
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